su inexistencia queda demostrada diariamente, incluso en las intervenciones de
nuestros lideres mundiales.
Si me pidieran definir tolerancia, independientemente de lo que digan los
diccionarios, diría que es la capacidad de respetar las diferencias. Es la capacidad
de respetar al que piensa diferente, o que actúa diferente, siempre que su
comportamiento no dañe a los demás.
Todos decimos que no hay dos personas iguales, todos queremos ser diferentes, todos
queremos que se respete nuestra forma de pensar, nuestros gustos, nuestra conducta,
nuestra religión. Pero muy poco sabemos de respetar a los demás.
Pero además, tenemos la tendencia de considerar malo todo aquello que es diferente a
nosotros. Si somos católicos, son malas las demás religiones. Si somos heterosexuales,
odiamos a los homosexuales. Si somos de un partido político, odiamos a los que
pertenecen a otros partidos.
Así terminamos pensando que solo lo que se parece a nosotros es bueno. Solo nuestros
gustos, nuestras creencias y nuestra conducta son buenos. Los demás por ser diferentes
son malos.
Ahora, en que vivimos un mundo globalizado, en que nuestro planeta se convierte en una
aldea global, las diferencias resaltan mas que en el pasado. Pero también la
intolerancia surge casi de inmediato como uno de los grandes males de nuestro tiempo.
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